Cuento corto: Y de las sombras... Parte 3 Futuro

 

La luz del sol entraba por la ventana iluminando la habitación y cayendo directamente en mi rostro. Abrí los ojos y lo primero que pude distinguir fue su silueta dibujada por un halo brillante delante de la ventana, admirando la vista al exterior. La noche anterior habíamos bebido un poco de más y pasado juntos una de las más extraordinarias experiencias de la vida. Yo apenas podía creerlo y en lo último que pensaba era en el vuelo que tenía que abordar unas horas más tarde para regresar a mi vida rutinaria.


   - Buen día dormilón. Al fin despiertas.

   - Buen día. Entonces no fue un sueño.

   - No. A menos que sigas dormido. En cuyo caso, Yo sería un producto de tu imaginación. Y si es así, no quiero que despiertes. Porque entonces Yo ya no estaría aquí, y no quiero que nos separemos.

   - ¿Qué hora es?

   - Aún temprano para bajar a desayunar, y demasiado tarde para que hagamos nuevamente el amor...

No tuve tiempo de responder cuando ella ya estaba de regreso en la cama, metiéndose debajo de las sábanas y acomodándose sobre mí.

A las 9 de la mañana estábamos sentados en la mesa del restaurante del hotel, habíamos almorzado ligero y terminando de tomar un café cuando me entregaron la cuenta, la cual revise y firme para que la incluyeran en la cuenta de la habitación.


   - Debo ir a mi cuarto. Tengo que guardar mi equipaje y preparar mi check out. Mi vuelo a Londres sale a la 1 y no puedo llegar tarde. Y como el tuyo sale a las 2, deberías hacer lo mismo querido. - Dijo mientras intentaba ponerse en pie, y yo me apresure a tomar su mano sobre la mesa, impidiéndole que se levantara y haciéndola regresar a su asiento.

   - Espera un minuto. No me harás esto otra vez.

   - ¿Hacerte qué?

  - Llegar a mi vida como un torbellino, poner todo de cabeza, llenarme la cabeza con ilusiones. Emocionarme al extremo, para en el momento justo, darte media vuelta y salir corriendo, dejándome de nuevo con cara de tonto sentado en un restaurante.

   - Parece que eso hago, ¿verdad?

   - Sí. ¡Justo eso haces! Y esta vez no te dejaré ir tan fácil. ¡Esta vez no vas a huir!

   - ¿Y qué vamos a decir? ¿Qué podemos vivir felices para siempre? ¿Qué esta vez nada nos separará?

   - No se trata del final de la película romántica. Pero si no tenías un plan mayor, ¿A qué viniste? ¿Pará qué me buscaste? ¿Para qué pasar la noche juntos? ¿Cuál es realmente el motivo por el que me buscaste?

   - Mira. Te amo.  Sí. No lo puedo negar. Nunca deje de hacerlo. Y a pesar del tiempo que ha pasado, después de anoche, creo que tú también a mí. Y quizás eso es lo que me volvió a sorprender.
    Yo, Yo... Esperaba que tú me ignoraras, que me reprocharas. No sé. Incluso que me rechazaras. Algo que me dijera que me olvidaste y me castigaras por haber huido antes. Y así tal vez Yo también podría obligarme a olvidarte. ¡Pero hiciste todo lo contrario! Me recibes con los brazos abiertos, y aparte me haces pasar una de las noches más felices de mi vida. ¡Y ahora no quieres irte sin un plan!

    - No te estoy pidiendo un plan. Solo quiero la verdad. Y la sigo esperando.

   - La verdad. Bueno, la verdad... Mira...Aahmm... Yo tengo una vida. ¿Sabes?
     ¡Una buena en verdad! ¿Incompleta? ¡Tal vez! Pero me gusta mi vida... 
     Me gustaba mi vida. Al menos hasta hace unos meses.
     Veras... Yo... Perdí... Hace poco una de mis mejores amigas, falleció en un accidente a una semana de su boda... 
     Y eso nos dejó devastados a todos sus amigos. Y luego, en el velorio su prometido me dijo, que ella amaba vivir y que la mejor manera de recordarla era viviendo nuestras vidas. Siendo felices por ella.
     Que no estuviéramos muertos en vida... 
     Y la verdad eso me dejo perpleja... Helada.
    Y lo primero en que pude pensar... Lo primero que vino a mi mente en ese momento, fuiste tú, y la vida que deje perder a tu lado... 
    Y me di cuenta qué no quiero vivir muerta. No quiero vivir sin aquello por lo que mis sentimientos me han gritado desde hace años y que por orgullo he ignorando...
    Y sí. Esa es mi razón para buscarte, y venir a encontrarte. Pero no puedo dejar atrás todo lo que he logrado. Y tampoco es justo que te pida a ti hacerlo por mí... 
    ¡Por eso es mejor que volvamos cada quien a su casa! A nuestras vidas y sigamos adelante.

   - Y por eso, por miedo quieres volver a huir.
     Mira, lamento lo de tu amiga, y lamento la experiencia tan fuerte que has tenido que vivir. A decir verdad, debo confesarte que ella me localizó haces unos meses. Supongo que pensando hacer  que nos reencontraramos en su boda, pues me invito muy insistentemente. Luego cuando le dije que no me parecía  correcto, pues solo nos conocíamos por mensajes, comentamos sobre posibles viajes en el futuro. Imagino que así supiste que yo estaría aquí. Luego su novio me llamó para darme la noticia, y por lo que veo hasta mi frase se robo, ya que Yo le mencioné que luchará por seguir adelante, pues Yo sabia muy bien lo que era estar muerto en vida, tras perder un amor tan importante.
     Pero volviendo a nosotros, debes tener claro que Yo no he pedido cambios de vida o mudanzas, ni nada por el estilo. Ni siquiera lo había pensado.
     Solo quiero saber que puedo esperar.
     ¿Qué quieres o deseas de mí? Y sobre todo ¿Qué es lo que tú quieres realmente para ti misma? ¿Cuál es realmente el motivo por el que me buscaste? Si es por lo que dices sentir por mi, o ¿Es por tu amiga?
     Solo quiero que seas realmente honesta contigo y conmigo. Que te atrevas a enfrentar y resolver tus miedos.
    Que pienses bien lo que deseas. Y que cuando lo hagas, estés segura y convencida de que tu eres capaz de lograr lo que te propongas. 
     Y cuando lo decidas, entonces y solo entonces... Me dejes saberlo.
     Recuerda lo que siempre te dije "Si tú quieres, tú puedes".
     Solo decide primero, ¿Qué es lo que quieres?  Ya que según todo lo que me has dicho, en cierta forma tu estas aquí, no por ti misma. Sino por las acciones y palabras de otras personas, incluyéndome de manera indirecta.
     Y no olvides que siempre todo tiene un costo. Solo hay que estar dispuestos a pagarlo...

Esta vez fui yo quien se levantó de la mesa, seque con la mano sus lágrimas, bese su frente resistiendo mi impulso de buscar sus labios, y salí del restaurante... Procure mantenerme firme y caminar sin voltear ni una sola vez, igual que ella lo hiciera 10 años antes.

El resto de la mañana me dediqué a cerrar asuntos pendientes del trabajo y concretar algunos acuerdos que surgieron tras mi ponencia del día anterior. Poco antes de la una de la tarde,  ya estaba bajando del taxi para ingresar al aeropuerto. Registre mi equipaje, y me dirigí a tomar unos aperitivos en el bar cercano a la sala de espera, antes del momento de abordar el vuelo de regreso a casa, cuando la vi parada en la entrada del bar, con su maleta detrás de ella y sonriendo abiertamente, mientras se notaba que había estado llorando. Me acerqué lentamente hasta ella para ofrecerle una servilleta y secar sus lágrimas.


   - Parece que perdiste tu vuelo - le dije lo más suave que pude

   - Si así fue. Pero la verdad es que no me atreví a abordarlo. Estuve pensando toda la mañana en mi amiga, y en lo que dijiste. Y creo que ya puedo responder a tus preguntas.

   - Y ¿Cual es la respuesta?

   - Mi empresa tiene varias oficinas en Estados Unidos, creo que puedo pedir que me cambien para allá, solo tendría que hacer algunas llamadas y hacer algunos trámites financieros y por supuesto hablar con mi jefe y un montón de esas cosas absurdas de adultos que criticábamos cuando eras mi maestro.

   - Que bien, pero... ¿Por qué harías todo eso?

   - Porque ya sé lo que quiero y como puedo tenerlo.

   - Y ¿Qué es lo que quieres?

   - ¿En verdad me harás decirlo completo, profesor?

   - Sí. Justo eso quiero. Palabra por palabra.

   - Porque te amo. Tu eres lo que quiero. Quiero una vida contigo. Esa vida que tontamente deje ir antes y quiero tenerla ahora. No mañana, no en un mes,  la quiero ahora... Y también quiero...

No la deje terminar esa frase, la abrace con fuerza, la jale hacia mí y la bese con todas mis fuerzas... Al separarnos ella solo sonrió, se rio entrecortadamente y me devolvió el beso...

Yo solo pensaba si ¿Habría sido un error meter la cajita del anillo que desde hace 10 años cargaba conmigo a todos lados, en el fondo de mi maleta? La maleta que ahora viajaría en la zona de carga del avión. Así que tal vez tendría que buscar otra ocasión para poder entregárselo. Después de todo, debíamos darnos tiempo para conocernos de nuevo, para conquistarnos otra vez, y para volver a enamorarnos.

Así que sí. Si el momento llegaba nuevamente, ya tendría tiempo para pensar en algo...



¿El fin? o ¿un nuevo comienzo?...

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