Web Semántica, Una línea de negocios


En las últimas décadas la tecnología de Internet y los múltiples dispositivos para estar conectados han adquirido un papel más importante en nuestra vida diaria, modificando la forma como trabajamos, hacemos negocios, estudiamos, mantenemos amistades e incluso conseguimos pareja. Este fenómeno se ha llamado “Sociedad de la Información”, pues tenemos la posibilidad de acceder a cualquier tipo de información de manera más rápida y eficiente en cualquier lugar y momento; y con la llegada de las redes sociales podemos incluso ser los generadores de esa información.

Hagamos algo de historia para entender mejor este fenómeno: Cuando se comenzó a oír el término “Súper Carretera de la Información” y que era necesario para una empresa tener una dirección “www” y su cuenta de correo electrónico, pocos entendían claramente lo que significaba, y por qué era importante y qué beneficios les traería a sus empresas.

Los informáticos se volvieron pieza clave en esta época, pues eran los únicos que podían construir páginas Web. La principal característica de esta etapa era que las personas que “navegaban” en Internet únicamente podían leer lo que las empresas y gobiernos publicaban, sin tener ninguna posibilidad de preguntar o aclarar algo de lo leído, a esta época le llamamos Web 1.0 o Web de sólo lectura.

Cuando algunas empresas vieron la posibilidad de abrir líneas de negocio a través de esta nueva forma de comunicación, comenzaron a surgir tecnologías de Script y los famosos “Carritos de Compra”, que permitían tener cierta interacción entre las personas y las empresas a través de la computadora, lo que motivó que surgieran los modelos de comercio electrónico B2B (Negocio a Negocio, por sus siglas en ingles), B2C (Negocios a Consumidor), C2C (Consumidor a Consumidor) o C2B (Consumidor a Negocio) con los que se pretendía establecer diversas herramientas para fomentar el comercio electrónico o negocios a través de la Web.

De estos modelos nació la necesidad de tener medios de cooperación directa entre las personas sin importar la ubicación geográfica o la actividad profesional, y con ello nacieron las herramientas colaborativas (foros, chats, entre otros), lo que después daría pauta para la masificación y diversificación de estas herramientas, dando origen a las redes sociales y a la Web 2.0 o Web Social.

Con la llegada de los dispositivos móviles y teléfonos inteligentes que permiten tener acceso a Internet de manera permanente y su rápida adopción pública, pasamos de tener una moda tecnológica a usar herramientas casi obligadas para la interacción y quehacer diario de estudiantes, profesionistas, y por supuesto empresarios a través de medios digitales.

Pero si todo suena tan bien, ¿por qué tenemos problemas para hacer que Internet funcione adecuadamente, y necesitamos personal especializado para administrar nuestro uso de las redes? y ¿por qué no podemos explotar adecuadamente Internet como medio de negocios efectivos a nivel PyMEs?

Al nacer Internet se le llamó “mar de Información”, y prometía que ahí encontraríamos la respuesta a todas las preguntas, lo cual fue relativamente cierto. Lo que nadie dijo, es que sería complicado “extraer” esa información de la Web. Internet es hoy un “océano de datos”, pero todos están dispersos, sin clasificar, sin orden, y es el usuario quien decide si la respuesta sirve o no a sus necesidades.

Cuando usamos un motor de búsqueda, obtenemos una lista casi interminable de páginas que contienen al menos una coincidencia de las palabras que usamos en el criterio de búsqueda, y la labor de los usuarios es buscar dentro de los resultados lo que necesitamos, y tratar de reunir pedazos de información de diversos sitios, como si de piezas de rompecabezas se tratara; y en más de una ocasión debemos repetir el proceso desde el principio porque comúnmente no encontramos lo que necesitamos en los primeros intentos (Perdón por la repetición de palabras, pero así ocurre realmente).

La solución que se está planteando para esta dinámica, y para mejorar el uso y ventajas de la web, es pasar al siguiente plano de evolución, ponerle orden al caos y a partir de los datos existentes, comenzar a clasificarlos y darles un contexto, lo que nos permitirá tener un significado en esa información (sentido), con lo que podríamos formar conceptos que posteriormente nos permitan generar “conocimiento” extraíble de la Web. A toda esta línea de evolución le llamamos Web 3.0 o Web Semántica.

Quizás en este punto pueda parecer que estamos hablando de cuestiones de ciencia ficción o futuristas, pero recordemos cuando éramos niños (al menos mi generación) y veíamos entusiasmados al Capitán Kirk de Star Trek tomar una cajita para comunicarse con su nave y pedir que lo teletransportarán a bordo. Hoy día esa cajita ya existe, sólo que no únicamente nos comunica, sino que toma fotos, video, jugamos, llevamos agenda, GPS, redes sociales, correo electrónico, redactamos documentos, etc. ¡Sólo nos falta teletransportarnos! Así como esa parte de ciencia ficción es hoy ampliamente superada por la realidad en los smartphone, de igual forma la Web Semántica es una realidad que cada día se hace más evidente e implica que tomemos acciones para sacar el máximo provecho de ella.

En un congreso escuché decir que la Web Semántica era un océano azul lleno de oportunidades para todo aquel que tuviera la visión de aventurarse; mientras alguien respondía que no era azul, sino rojo, debido a la sangre de las empresas que no tuvieran la capacidad de entender y adaptarse a este modelo. Yo no creo que se trate de estar ahí o morir en el intento, sino saber cuál es la mejor manera de estar y sacar el máximo provecho.

El resultado han sido plataformas de productos diversos, que brindan muchas facilidades para que se puedan construir desde un portal o una aplicación con relativa facilidad hasta plataformas de desarrollo o almacenamiento de información colaborando entre varios expertos del tema sobre el cual se desea desarrollar una solución. Lo importante es que los Informáticos no son los únicos expertos requeridos para esta misión, sino cualquier persona que domine el negocio, sin importar si conoce o no de tecnología.

La importancia de “Modelar” una solución basada en semántica, radica en que se trata de un proceso de negocio, un flujo de trabajo, una aplicación, en lugar de desarrollar el código de programación, permite que los dueños de los problemas sean quienes diseñen las soluciones específicas a sus necesidades, y con ello, si existe un error, será en la lógica del modelado, no de la programación, lo cual es más fácil de detectar y corregir por cualquier miembro del equipo, lo que reduce en mucho los costos en recursos y tiempo del desarrollo global.

Esto es tan importante como que uno sea el diseñador de su propia casa (Modelado), pero con la ayuda de un constructor que realice lo que modelamos (plataformas de desarrollo semántico), y si nos equivocamos, podemos cambiar los muros o el techo, sin afectar la construcción entera, y que la dependencia de los arquitectos (informáticos) sea mínima y ellos sólo nos auxilien a realizar mejor este modelo de construcción. Es decir, que pasen de ser los dueños del proceso de construcción, a ser asesores de lo mismo.

Las plataformas de desarrollo de aplicaciones con enfoque de web 3 o semántica, hacen posible que equipos de trabajo formados por tecnólogos y expertos del área del problema a resolver, dimensionen sus necesidades, analicen los elementos para desarrollar la solución, y la puedan probar y modificar tantas veces como sea posible y en un tiempo mucho más corto de lo que tomaría hacerlo en los desarrollos de programas de cómputo tradicionales, lo que le da a las empresas la facilidad de contar con soluciones eficaces en tiempos cortos y a las PyMEs soluciones muy a la medida con inversiones económicas accesibles y sin necesidad de depender de grandes infraestructuras tecnológicas o equipos de especialistas en cada línea de desarrollo.

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