¿Hay relación entre Gobierno electrónico y Ciudades Digitales?


¿Son las llamadas Ciudades digitales el otro lado de la moneda de un Gobierno Electrónico?
¿Qué tienen en común?
¿Qué hay de diferente?
¿Que caracteriza a uno y a otro?

El mundo ha cambiado mucho en los últimos años y hemos tenido que correr para tratar de mantenernos al día, a veces sin lograrlo cabalmente. El concepto de lo que era analfabetismo pasó hace algunos años de aquel que no sabía leer y escribir, al que no sabía computación y hoy a los que no utilizan los canales de colaboración y redes sociales en la llamada Web 2.0, convirtiendo así el paradigma del analfabetismo en “Brecha digital”, y la forma en que esta crece día con día en países como el nuestro en problemas sociales y económicos, que lamentablemente determinan el grado de desarrollo de los países y el nivel de calidad de vida de sus habitantes.

Escuchamos constantemente invitaciones en noticieros, revistas, programas de TV y radio sobre el uso de Redes Sociales o de apps específicas para estar “en contacto”; Oímos de representantes del gobierno sobre el uso de Ventanillas únicas y la facilidad al usar la red para realizar nuestros trámites en línea; e incluso los celulares ya anuncian tener al usuario conectado todo el tiempo a las principales redes sociales mediante el uso de distintas Apps desarrolladas con ese propósito.

Términos como Ventanilla Única, Gobierno Electrónico, Transparencia y Datos abiertos, Ciudades Digitales comienzan también a escucharse y a tomar forma en los diversos medios de comunicación especializados y sin embargo no queda del todo claro las implicaciones prácticas y teóricas de cada uno de estos modelos tecnológicos, así que revisemos los conceptos puros de cada uno de ellos.

Los políticos han llamado desde hace unos años a la creación de Ventanillas Únicas o de simplificación de trámites para los procesos de agilizar los trámites de los ciudadanos aprovechando las ventajas de la tecnología, pero es un concepto que a la fecha y a pesar de haber pasado diversas administraciones públicas, y aunque ya existen muchos servicios electrónicos, aún no ha logrado concretarse completamente, por enfrentar diversas complicaciones en el camino, principalmente el peso burocrático.

En México, durante algunos Gobiernos anteriores comenzó a tomar fuerza el concepto de “e-gobierno” e inclusive existen estudios de la ONU encargados de medir el grado en que los países implementan este tipo de servicios para sus ciudadanos y consiste prácticamente en implementar en medios electrónicos (Web principalmente) esos servicios de forma que no haya necesidad de acudir a las dependencias a realizar dichos trámites.

En últimas fechas este modelo ha tomado más fuerza y ha sido llevado al siguiente nivel de implementación, en el cual es posible que los gobiernos se focalicen más por alcances geográficos y no solo pongan servicios en línea que permitan solicitar, denunciar o pagar, sino incluso dar seguimiento paso a paso a dichos trámites de forma que se pueda transparentar el proceso de los mismos, convirtiendo a estos en mecanismos de comunicación bidireccional, de forma que el ciudadano se pueda comunicar de manera frontal con sus gobiernos y que estos a su vez puedan responder o interpelar de manera directa, además de anunciar y promover de manera más eficiente sus programas de gobierno y acciones realizadas. Mientras implementan herramientas de web 3.0 en dichos sitios para establecer vínculos de confianza con sus gobernados.

Las Ciudades Digitales por su parte no pueden ser entes gubernamentales puros, pues en aspectos “del mundo real” una ciudad está conformada por diversos actores a múltiples niveles y con distintos perfiles que pueden establecerse de uno a uno o uno a muchos, es decir, una persona puede ser un ciudadano pero también un funcionario o un miembro de una organización, o un padre de familia en un comité escolar, o un presidente de colonos y en cada caso requiere de diferentes interacciones con distintas instituciones y con diversos alcances y niveles de información de acuerdo al rol o perfil que asuma en cada caso.

Por tanto mientras en un gobierno electrónico la Arquitectura del portal y las funciones disponibles se determinan de acuerdo  a la estructura del órgano de control que lo respalda, en el caso de las Ciudades Digitales, las estructuras son cambiantes constantemente, y de acuerdo al contexto que asuma cada usuario de acuerdo a las actividades que desea realizar, por tanto la arquitectura es mucho más compleja de realizar ya que no está definida por un organigrama sino por la interacción de los actores y usuarios del sitio, esto por supuesto nos lleva a arquitecturas dinámicas que se construyen y reconstruyen de manera contextual. Y por supuesto son un conjunto de sistemas diversos que no se limitan en su acceso a un sitio Web único, sino a una serie de servicios inteligentes que pueden o no funcionar vía web, que pueden o no tener una página que lo muestre o representa, sino una aplicación o simplemente un sistema automático sin una interfaz de front end clara y perceptible para cualquier ciudadano.

Lo anterior no significa que las Ciudades Digitales sean modelos tecnológicos anárquicos donde todo está camino a la entropía, por el contrario, estos modelos, requieren de algunos portales pero también de sistemas diversos los cuales necesitan de un patrocinador o proveedor, un regulador y un promotor que alimente diariamente las funcionalidades y capacidades del servicio digital, vigilando se mantenga la armonía entre organismos, usuarios y funciones. Este papel por supuesto debe ser jugado igual que en el “mundo real” por los gobiernos, de forma que la infraestructura necesaria, así como el patrocinio para el mantenimiento y la operación funcional y tecnológica del sitio tenga un sentido y motor que regula la interacción y funcionalidad básica que lo impulsa constantemente.

Sin embargo el control de lo que ocurre y de cómo evoluciona respecto de las interacciones de los actores se da solo por los mismos miembros de la sociedad virtual y real de esta ciudad digital, de forma que son los “ciber-ciudadanos” los que deciden por así decirlo, el rumbo de las interacciones y crecimiento de las comunidades y la tendencia de las mismas de acuerdo a los intereses y “modas” que puedan irse formando al interior de esta “ciber-urbe” sin que exista un plan de evolución a las interacciones o línea alguna dictada por el Gobierno en ello, sino que al contrario aquí son los ciudadanos quienes por medio de esa autorregulación los que le dicen al Gobierno que hacer o cómo hacerlo, exactamente igual que como pasa actualmente en nuestro mundo tridimensional, solo que con la diferencia que esperamos de que en el mundo virtual si nos escuchen con atención.

Y que en este punto debemos hacer mención de que una ciudad Digital, una ciudad tecnologizada y una ciudad inteligente, no son necesariamente referencias al mismo concepto, pero ese tema lo trataremos en un articulo próximo...

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